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Nuestra fe aumenta





El deseo de Dios es que nuestra fe crezca continuamente al caminar con él. Nunca tuvo la intención de que tuviéramos fe una sola vez con el solo propósito de salvarnos. Cuanto más envejezcamos, mayor deberá ser nuestra fe. Sin embargo, existen cristianos que han permanecido en el mismo nivel de fe toda su vida.


Necesitamos comprender que nuestra disposición de confiar en el Señor afecta todas los aspectos de nuestra existencia —cómo nos sentimos, qué hacemos, la forma como él nos bendice, y si nuestras oraciones son contestadas. Todo comienza con nuestro enfoque. Cuando usted enfrenta dificultades o congojas, ¿nota solo lo irremediables que son sus circunstancias, o ve la grandeza de Dios? ¿Qué voz escucha: el consejo escéptico de los demás, las mentiras de Satanás, o la Palabra de Dios?

Nuestro enfoque afecta, a la vez, nuestras emociones. Quienes deciden creer lo que Dios dice, experimentan la paz y el gozo de saber que él tiene todo bajo su control. Porque confían en el Señor, son pocas las situaciones que les preocupan. Pero si nuestras mentes están llenas de dudas, la ansiedad y el temor nos invaden y tenemos dudas de que el Señor nos ayudará. En vez de descansar en Cristo, nos inquietamos e irritamos, tratando de predecir resultados y de resolver todos los problemas con nuestras propias fuerzas.

Dios se deleita en nosotros cuando decidimos creerle; de manera que, Dios moverá cielo y tierra para ayudarnos y responder nuestras oraciones. Al confiar en el Señor, descubrimos un nuevo entusiasmo, sentido de aventura por la vida, y la seguridad de que él es siempre fiel.

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