Lo que creemos
Las Escrituras
Creemos que "toda la Escritura es inspirada por Dios" (2 Timoteo 3:16). Entendemos que esto quiere decir que toda la Biblia es inspirada porque los santos hombres de Dios fueron "inspirados por el Espíritu Santo" (2 Pedro 1:21) para escribir cada Palabra de la Escritura. Creemos que esta inspiración divina se extiende igual y completamente a todas las partes de la Escritura como aparece en los manuscritos originales. Creemos que toda la Biblia en los originales es por tanto sin error. Creemos que todas las Escrituras se centran alrededor del Señor Jesucristo en Su persona y obra, en Su primera y segunda venidas y como consecuencia ninguna porción, aun del Antiguo Testamento, se lee y entiende correctamente sólo hasta que conduce a Él. Creemos también que toda Escritura fue designada para nuestra instrucción práctica (Lucas 24:27, 44; Juan 5:39; Romanos 15:4; 1 Corintios 10:11; 2 Timoteo 3:16).
La Trinidad
Creemos en el Dios verdadero y viviente, el Creador, Redentor, Sustentador y Gobernador de todas las cosas. Él es infinito, eterno, inmutable y se ha revelado a nosotros como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Dios el Padre: Dios, como Padre, reina sobre todo su universo con cuidado providencial. El es todopoderoso, todo amante, todo conocedor y todo sabio. El es paternal en actitud para con los hombres, pero es Padre en realidad para con aquellos que han llegado a ser hijos de Dios por medio de Jesucristo quien los entregará en manos del Padre (Génesis 1:1; 1 Crónicas 29:10; Jeremías 10:10; Mateo 6:9; Hechos 1:7; Romanos 8:14-15; 1 Corintios 8:6; 1 Corintios 15: 24; Efesios 4:6).
Dios el Hijo: Creemos que el Señor Jesucristo, el Hijo eterno de Dios, se hizo hombre sin dejar de ser Dios, habiendo sido concebido por el Espíritu Santo, a fin de poder revelar a Dios y redimir al hombre pecador. Esta redención la llevó a cabo al entregarse a sí mismo como un sacrificio sin pecado y expiatorio en la cruz, satisfaciendo así el justo juicio de Dios contra el pecado. Tras de comprobar la realización de esa redención/justificación por Su resurrección corporal de la tumba, ascendió a la diestra de Su Padre donde intercede a favor de aquellos que confían en Él (Lucas 1:34-35; Juan 1:1, 2, 14, 18; Romanos 3:24-26; Romanos 8:3).
Dios el Espíritu Santo: Creemos que el Espíritu Santo es la Persona divina que convence al mundo de pecado, de justicia y de juicio, que sólo Él trae nueva vida a aquellos que están espiritualmente muertos; que Él bautiza (o incorpora) a todos los creyentes en la única verdadera Iglesia, la cual es el Cuerpo de Cristo; que Él mora en ellos permanentemente, los sella para el día final de la redención, les confiere dones espirituales y llena (controla) a aquellos que se entregan a Él. Todo creyente es llamado a vida a fin de que en el poder del Espíritu que mora en él no satisfaga la concupiscencia de la carne sino que lleve fruto para la gloria de Dios (Juan 3:3-8; 14:16-17; 16:7-11; 1 Corintios 12:7-11, 13; Efesios 4:30; 5:18).
La Creación
Creemos que el hombre fue creado directamente por Dios y hecho a Su imagen. Creemos que Dios creó los cielos y la tierra, incluyendo toda clase de vida, por un acto directo (Génesis 1:1; Juan 1:3; Colosenses 1:16-17).
El Hombre
Aunque el hombre fue creado a la imagen de Dios, cayó en pecado y está perdido. Esto es cierto de todos los hombres y a menos que el hombre nazca de nuevo por el Espíritu Santo, no puede ver el reino de Dios (Génesis 1:26-27; Juan 3:3; Romanos 3:10, 23).
El Diablo - Satanás
Creemos que Satanás es una persona, el autor del pecado y la razón de la caída del hombre, y que está destinado al juicio de un castigo eterno en el lago de fuego (Mateo 4:1-3; Hechos 5:3; 2 Corintios 4:4; Apocalipsis 20:10).
Propiciación por el Pecado
Creemos que el Señor Jesucristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras como un sacrificio expiatorio y que todos los que creen en Él son redimidos por Su sangre derramada en la cruz. Creemos en la resurrección del cuerpo crucificado de nuestro Señor Jesucristo y en Su ascensión al cielo; que Él es nuestro Sumo Sacerdote y Abogado (Juan 1:1-3, 14; 3:1-7; Hebreos 10:4-14; 1 Juan 2:2).
La Salvación
Creemos que la salvación es un don de la gracia de Dios. No puede ser comprada ni hecha más segura por obras meritorias, sino que es otorgada gratuitamente a todos los que ponen su fe en la obra consumada por Jesucristo en el Calvario. Todos los que así confían en el Salvador son perdonados de sus pecados y nacidos en la familia de Dios por la obra regeneradora del Espíritu Santo (Juan 1:12; Hechos 16:30-33; Romanos 10:9-10; Efesios 1:7; 2:8-9).
El Andar del Cristiano
Creemos que todos somos llamados con un llamamiento santo a andar no conforme a la carne sino conforme al Espíritu, y a vivir de tal manera en el poder del Espíritu que mora en nosotros, que no satisfagamos la concupiscencia de la carne. Pero la carne jamás es erradicada en esta vida y el individuo decide mantener a la carne en sujeción a Jesucristo por medio del poder del Espíritu Santo o ella manifestará su presencia en nuestra vida para deshonra de nuestro Señor. (Romanos 6:11-13; 8:2, 4, 12-13; Gálatas 5:16-23; Efesios 4:22-24; Colosenses 2:1-10; 1 Pedro 1:14-16; 1 Juan 1:4-7; 3:5-9).
La Gran Comisión
Hasta el regreso de Cristo, el privilegio y deber del creyente es buscar el cumplimiento de la Gran Comisión de Cristo y ministrar en Su nombre a un mundo necesitado. Debemos ser instrumentos de Jesucristo a medida que el Espíritu Santo ministra redención y reconciliación en el mundo (Mateo 25:31-46; 28:18-20).
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